Hoy tenemos en ESMATER el
libro “El Ojo Blanco”, de Guadalupe Eichelbaum, y a la propia
Guadalupe para hablar de su libro.
Pero antes, una pequeña
reseña de esta novela corta.
“El Ojo Blanco” es
una novela publicada por Editorial Alhulia en su línea Gárgoris, y
es una novela juvenil.
Esto último podría
echar para atrás a los talluditos del género, pero eso sería un
error bastante grave, y en la reseña que sigue ahora entenderán el
por qué.
Lo primero que llama la
atención es la portada del librito (apenas 69 páginas), en la que
vemos el famoso ojo blanco de una forma muy parecida a como nos lo
describirán en la novela. Sin duda, bastante inquietante. Después,
damos la vuelta al volumen y nos encontramos con la brevísima
sinopsis.
Alicia es una inquieta
niña de once años a la que apasiona el género de terror tanto en
las películas como en los libros, pero... ¿Y en la vida real?
Quizás el mayor mérito
de la novela es que, a pesar de su corta extensión, consigue sacarle
un jugo estupendo a esta premisa. Al juego entre el terror falso, el
terror cómodo de tu salón de estar o de la butaca del cine, y el
terror real que te afecta a ti en persona.
Me van a permitir que
divague un poco del tema para extenderme en este punto.
Recientemente pude ver
(al fin) ese clásico del género que es “Al final de la escalera”.
A estas alturas, casi ninguna escena del filme puede ser considerada
ya spoiler. En particular,
esa escena cercana al final en la que la protagonista femenina se ve
perseguida por una silla de ruedas.
En el
momento actual, esa escena me despertó unas carcajadas
impresionantes. Es de lo que peor ha envejecido de la película.
Pero
luego me planteé cuál sería mi reacción si fuera perseguido por
un objeto inanimado. Y la cosa cambia, señores, cuando uno
protagoniza el terror.
Pues
la pequeña Alicia, experta en ver cine de terror y poseedora del
mayor don que se puede tener en ese sentido, un primo mayor
aficionado que ejerza de guía y abra camino a su interés, se
encuentra metida en una situación que, si bien al principio parece
curiosa pero no agobiante, termina llevando al lector al límite
último de la angustia.
Un
ojo blanco, una imagen que, sin saber cómo ni por qué, aparece de
forma aleatoria en su campo de visión.
Al
principio, cualquiera que esté familiarizado con las diversiones de
los cenobitas o haya estado sentado a la mesa con algún Profundo del
Arrecife del Diablo encontrará poco intenso semejante punto de
inicio.
Pero
la ansiedad nace de la imprecisión, de la imprevisibilidad. Si
alguien maneja la caja de Lemarchand, sabe que tarde o temprano será
visitado por un señor con clavos en la cabeza bastante simpático.
Si algún turista decide recorrer Insmouth bajo la luna llena,
debería no ya esperar sino exigir la aparición de una criatura
repulsiva, mitad sapo mitad arenque.
El
problema radica en que el terror de “El Ojo Blanco” accede al
mundo cotidiano y natural. No precisa de una atmósfera particular,
ni casa encantada y ni pantano en la noche; ni de un contexto
sobrenatural que vertebre sus apariciones. Su mayor capacidad para
producir el espanto es su ausencia de cadencia, su falta de sentido
propio, lo inesperable que es.
Por
supuesto, este tipo de horror sólo funciona si el escritor consigue
que el lector empatice con las cuitas de los personajes. Y aunque se
pueda generalizar esa circunstancia, la necesidad de empatía, aquí
se hace tan fundamental que cualquier salida de tono de la
protagonista, cualquier detalle que hubiera demostrado los flecos,
habría dado al traste con el Horror (que es, de hecho, lo que
busca).
Pues
no falla. En un estilo epistolar de tipo diario, en una primera
persona creíble y sincera, que muestra recursos buenos y poderosos,
pero nunca excesivos.
Guadalupe
utiliza el estilo con una habilidad que parece natural. En ningún
momento se rompe la magia que hace creer que aquello está escrito
por una niña de once años particularmente inteligente y culta.
Y
entonces llega la explicación que da sentido a la novela, y su
crudeza abruma. Abruma porque en una novela juvenil en unas palabras
tan inocentes y tan, evidentemente, jóvenes, semejante nivel de
horror, semejante exploración de la culpa humana, semejante
sensación de injusticia y el tamaño del drama quedan magnificados
por la desnudez diáfana y sencilla del pensamiento infantil.
El
epílogo sólo sirve para estremecer los restos del lector, que para
ese momento ha quedado desolado, más de lo que hubiera previsto
antes de abrir sus páginas.
Y
entonces uno se alegra de haber roto sus prejuicios y haberse lanzado
a leer una novela juvenil.
Pero
en ESMÁTER no nos conformamos con leer la obra, y vamos en busca del
autor. Buscamos leer al autor.
Con
todos ustedes, Guadalupe Eichelbaum.
1. ¿Quién se esconde
tras ese exótico apellido?
Pues es una mujer con
muchos intereses e inquietudes, con las prioridades bien
establecidas, cuya vocación es escribir.
2. Y bastante bien, puedo
afirmar. El Ojo Blanco es tu primera incursión en el Terror, ¿qué
te ha parecido la experiencia?
Estupenda, de hecho,
desde que la escribí ya he regresado al género con unos cuantos
relatos y tengo en mente la segunda parte de "El ojo blanco".
3. Desde ESMATER nos
alegramos de ese acercamiento, pues. ¿Y esa decisión de lanzarte a
escribir un libro de Terror, juvenil además?
La verdad es que me lo
pidió mi hijo. Él estaba harto de libros de terror para
preadolescentes que no daban miedo, que acababan siendo suavizados
por el hecho de estar enfocados a un público de esa edad y me pidió
que escribiera una novela de terror, sin concesiones y para niños.
Tardé como un par de años en cumplir su deseo. Le encantó el
resultado. Ahora soy yo la que tiene que agradecérselo, creo que no
se me hubiera pasado por la cabeza escribir de terror si no fuera por
él.
4. Precisamente de eso te
quería hablar, de lo cruda que es en ocasiones la novela.
Personalmente, me parece de una valentía fantástica y le da un
punto diferenciador con otras novelas juveniles, pero ¿la editorial
estaba igual de contenta que tu hijo y tus lectores?
Al parecer, sí. De todas
formas creo que los chicos de ese rango de edad ven películas
terribles... ¿Porqué los libros tienen que ser edulcorados?
5. Retomando el hilo de
tu hijo, ¿te ayudó a fabricar el personaje de Alicia? Porque es de
los “niños” mejor construidos que he leído en bastante tiempo.
Gracias.
No, no la leyó hasta que
estuvo terminada. Lo que sí es cierto es que Alicia tiene puntos en
común con mis hijos y supongo que eso le aporta credibilidad al
personaje.
6. Ahora que hemos
convencido a los lectores de las bondades de “El Ojo Blanco”
(¡compradlo!), ¿algunas palabras de tus trabajos anteriores?
Anteriormente a "El
ojo blanco" he publicado tres novelas bastante diferentes entre
sí aunque compartan algunas características. "El peregrinaje
de Rubén" fue la primera, trata de la vida de un joven
malagueño a lo largo de un año en el que él toma conciencia de que
está viviendo su vida según las expectativas que los demás tienen
respecto a él. "Siempre en mi memoria", la segunda, habla
de la pérdida y de la superación de la misma, me dicen que es muy
triste, pero tiene mucha luz. "Tengo pies" tiene la
peculiaridad de estar redactada en prosa pero intercalando poesías,
en esta historia la protagonista realiza un viaje instrospectivo
posteriormente a su separación. Sin embargo, al escribir me da la
impresión de que el drama y el terror no son géneros tan distantes
como pueda parecer. También tengo un libro de relatos: "17
Trozos" en amazon, a un módico precio y un relato finalista de
un certamen literario que salió editado junto con el resto con el
título de "Relatos bajo el puente".
7. Me llama la atención
eso, que veas similitudes entre el Drama y el Terror. Cuéntanos más
sobre esa idea...
Si lo piensas en toda
historia de terror, ya sea un libro o una película, hay un drama
subyacente, que queda solapado por el miedo. Si tomamos como ejemplo
"El exorcista", lo que le sucede a la niña es trágico,
sólo que no nos afecta de ese modo porque estamos preguntándonos si
alguien va a morir y asqueados por los vómitos verdes. Hablando del
tema con mi amigo Enrique Pedraza, me decía que el drama en el
terror debe ser como la nuez moscada en la croqueta...
Incluso si lo piensas,
por ejemplo, en tu relato de la antología "No tocar",
"Quiero ser", se esconde una situación horriblemente
triste.
8. (Aquí es cuando al
entrevistador le salen los colores) Estoy totalmente de acuerdo
contigo en ese componente dramático del Terror, pero ¿qué me dices
del aderezo oscuro? ¿Qué te gusta de la parte terrorífica?
Creo que he descubierto
mi vena sádica. Me encuentro escribiendo y pensando en lo duro que
va a ser el resultado, en lo que va a sufrir el que lo lea, y
regodeándome. Supongo que tendrá un componente terapéutico, je,
je.
9. Ya verás cuán
terapéutico es. Ya verás... ¿Por cierto, lees más Terror ahora, o
ya eras una lectora de horror antes de “El Ojo Blanco”?
No he sido, a lo largo de
mi vida, una gran lectora de terror, tengo que confesarlo, más allá
de Poe o de Horacio Quiroga; pero últimamente estoy haciendo más
incursiones en el género. Bueno, también había leído clásicos
como Drácula o Frankenstein, que me encantaron.
10. ¿Alguna
recomendación en particular, entre lo último que has leído del
género? Si es de algún autor español, mejor.
Lo último que he leído
es "No tocar" y, anteriormente "Para mí tu carne",
que es de zombies. ambos libros me gustaron realmente, me
sorprendieron gratamente. Pero me gustaría aprovechar para
reivindicar los "Cuentos de terror" de Horacio Quiroga, que
no es tan conocido en España, es sudamericano, creo que uruguayo.
Ah! Y "Tenebrae",
la antología de Sevilla Escribe, que también está genial.
11. Unas recomendaciones
excelentes, por lo que sé. Por cierto, Guadalupe Eichelbaum y
Sevilla Escribe me hace pensar en... Málaga Escribe... ¿Qué nos
puedes contar de este grupo?
Je, je. La verdad es que
somos un grupo variopinto de escritores, nos reunimos una vez al mes
y nos contamos nuestras alegrías y penas literarias. Nos apoyamos
unos a otros y nos lo pasamos muy bien. Estamos a punto de
convertirnos en asociación.
12. Algo de eso he
oído... Je, je, je, je... Hablando de grupos de escritores,
¿conocías ESMÁTER?
Sí, de hecho mandé un
relato para una antología y no fué seleccionado, creo que deberíais
releerlo, está muy bien, je, je.
13. Pardiez, le echaré
un vistazo entonces.
Ha sido un auténtico
placer tenerte con nosotros, casi tanto como leer “El Ojo Blanco”.
¿Unas palabras para la gente de ESMÁTER, ya para cerrar la
entrevista?
Quiero agradecer que me
hayáis hecho esta entrevista y espero que sigáis adelante por mucho
tiempo. Creo que los grupos de escritores que aúnan sus fuerzas son
muy importantes hoy en día, tanto por el apoyo a la hora de sortear
las dificultades con las que todos nos tropezamos en el camino como
por lo enriquecedor que resulta el contacto.
A nosotros nos enriquecen escritores como Guadalupe, y esperamos que podamos volver a verla entre nosotros muy pronto.
A nosotros nos enriquecen escritores como Guadalupe, y esperamos que podamos volver a verla entre nosotros muy pronto.
Vlad_Temper
Me parece muy interesante el planteamiento que hace la autora (y su hijo) sobre los libros de terror para preadolescentes que en realidad no son tal. Sería algo a tener en cuenta (no hace mucho hablaba del tema con el escritor Miguel Aguerralde en la misma línea que se plantea aquí).
ResponderEliminarGracias por la reseña y la entrevista, han sido de lo más interesantes :)