domingo, 20 de marzo de 2016

Presentación de El Hombre del Vestíbulo, de Covadonga González-Pola

Estimados compañeros de aventuras:

Nuestra socia, Covadonga Gónzalez-Pola presenta en Madrid el próximo día 30 de marzo de 2016 su antología de relatos El Hombre del Vestíbulo. Relatos de lo mágico y lo oculto en el corazón de Asturias.


Esta obra, su tercera en solitario, está dedicada a Asturias, y parte de la idea de revivir la tradición asturiana desde una perspectiva cercana a lo real que nos permita sentirnos parte de sus leyendas. Celebraremos san Juan con los vaqueiros, pasearemos por la calle del Rosal, beberemos sangre con el Vampiro de Avilés, lloraremos las maldiciones de Picos de Europa e incluso nos adentraremos en los lugares donde viven las xanas y el busgosu.

Son leyendas, son folclore, son parte de la crónica negra del Principado y, a la vez, son relatos pensados para los lectores de hoy. Público joven, joven-adulto o adulto a secas que buscan conocer
su tradición sin renunciar a una literatura entretenida, emocionante y conmovedora propia de las corrientes actuales.

La apuesta, de la editorial Laria, se presentó en Oviedo el pasado día 17, pero los que puedan pasarse por Madrid, tendrán una gran oportunidad el próximo día 30 de Marzo, en la Casa de Asturias para conocer todos estos mitos y también quién es ese Hombre del Vestíbulo —un personaje a camino entre lo real y lo paranormal, descrito por el abuelo de la autora, el pintor César González-Pola, y por su tío homónimo, como una de las realidades que vivió durante su infancia en el Palacio de Hevia.


Lugar y fecha de la presentación: Miércoles, 30 de marzo de 2016 a las 20 horas en la Casa de Asturias (salón de actos).
Calle Farmacia 2, Madrid.

A continuación os dejamos un pequeño fragmento de uno de sus relatos. Que lo disfrutéis:

El ensordecedor canto lo inundaba todo a mi alrededor, el tacto y el perfume de la muerte me pisaban e inundaban mis fosas nasales. Mis impulsos más primitivos me llamaban a levantarme y huir; sólo un fino hilo de cordura, encarnado en la voz de mi abuela y sus consejos, logró mantenerme inmóvil, esforzándome por mantener los ojos cerrados, por no mirar hacia arriba. La Güestia, la Santa Compaña, se fue alejando de mí hacia el pueblo, dándome la espalda y encaminándose hacia el hogar de algún desgraciado cuyo paso anunciaba su inminente muerte. Estaba decidida a no hacer absolutamente nada hasta que se hubieran perdido en la lejanía. Pero un grito de terror salió de mi garganta sin que yo pudiera evitarlo.

(Del relato La buena gente)